Sinverguenza es tan sólo lo que eres ¿No ves que no siento nada?
¿Por qué no te vas de aquí? ¿Qué te piensas que me quedaré llorando?
Hace mucho que he aprendido a poder vivir sin ti. Caradura que te crees
importante, el más macho para el mundo, pero el más cobarde aquí. Si
te vieran cómo lloras de rodillas, pidiendo que no te deje, que
sin mi vas a morir. Infeliz, tú no sabes otra cosa que dar lástima y
mentir. Esa fama de atorrante que te hiciste por ahí se te terminó
aquel día que otro hombre conocí. Infeliz, ya cualquiera te señala
cuando dicen: -Ahí va el gil. Es tiempo que te des cuenta, pero la
vida es así; de mí mucho te reíste y hoy me río yo de ti.