martes, 29 de diciembre de 2009

Sinverguenza es tan sólo lo que eres ¿No ves que no siento nada? 
¿Por qué no te vas de aquí? ¿Qué te piensas que me quedaré llorando? 
Hace mucho que he aprendido a poder vivir sin ti. Caradura que te crees 
importante, el más macho para el mundo, pero el más cobarde aquí. Si 
te vieran cómo lloras de rodillas, pidiendo que no te deje, que 
sin mi vas a morir. Infeliz, tú no sabes otra cosa que dar lástima y 
mentir. Esa fama de atorrante que te hiciste por ahí se te terminó 
aquel día que otro hombre conocí. Infeliz, ya cualquiera te señala 
cuando dicen: -Ahí va el gil. Es tiempo que te des cuenta, pero la 
vida es así; de mí mucho te reíste y hoy me río yo de ti.