sábado, 29 de octubre de 2011

Las 5 etapas del Duelo (según la Dra. E. Kubler Ross)

1) Negación y aislamiento: la negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e impresionante; permite recobrarse. Es una defensa provisoria y pronto será sustituida por una aceptación parcial: "no podemos mirar al sol todo el tiempo".

2) Ira: la negación es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento; surgen todos los "por qué". Es una fase difícil de afrontar para los padres y todos los que los rodean; esto se debe a que la ira se desplaza en todas direcciones, aún injustamente. Suelen quejarse por todo; todo les viene mal y es criticable. Luego pueden responder con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza. La familia y quienes los rodean no deben tomar esta ira como algo personal para no reaccionar en consecuencia con más ira, lo que fomentará la conducta hostil del doliente.

3) Negociación: ante la dificultad de afrontar la difícil realidad, más el enojo con la gente y con dios, surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para intentar superar la traumática vivencia.

4) Depresión: cuando no se puede seguir negando, la persona se debilita, adelgaza, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza. Es un estado, en general, temporario y preparatorio para la aceptación de la realidad en el que es contraproducente intentar animar al doliente y sugerirle mirar las cosas por el lado positivo: ésto es, a menudo, una expresión de las propias necesidades, que son ajenas al doliente. Esto significaría que no debería pensar en su duelo y sería absurdo decirle que no esté triste. Si se le permite expresar su dolor, le será más fácil la aceptación final y estará agradecido de que se lo acepte sin decirle constantemente que no esté triste. Es una etapa en la que se necesita mucha comunicación verbal, se tiene mucho para compartir. Tal vez se transmite más acariciando la mano o simplemente permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en los que la excesiva intervención de los que lo rodean para animarlo, le dificultarán su proceso de duelo. Una de las cosas que causan mayor turbación en los padres es la discrepancia entre sus deseos y disposición y lo que esperan de ellos quienes los rodean.

5) Aceptación: quien ha pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira, la bronca por la pérdida del hijo y la depresión- contemplará el próximo devenir con más tranquilidad. No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: en un principio está casi desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor… la vida se va imponiendo.


Esperanza: es la que sostiene y da fortaleza al pensar que se puede estar mejor y se puede promover el deseo de que todo este dolor tenga algún sentido; permite poder sentir que la vida aún espera algo importante y trascendente de cada uno. Buscar y encontrar una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza.
Y yo sé cómo ganarle a esos espectros, es la base de la dieta del amor: mucha risa pa' que no nos duela nada. No hay vestigios de tragedia en tu colchón, porque sobran, porque sobran carcajadas. Me someto así a tu entrega. Me rescata, me enloquece y me sosiega. Ya no somos dos ahora, se fundieron nuestros fuegos en tu alcoba.

sábado, 22 de octubre de 2011

Ya no te creo. Ya no te espero. Ya no me importa de qué quieras hablar. Ya no te extraño. Ya no te engaño. Mejor marcharse sin mirar hacia atrás. Y si después de tanto peregrinar, alguna vez nos volvemos a encontrar, mira mis ojos, dime si alguna vez, por un instante, te dejé de adorar. Si te vas de nuevo, no me queda más remedio que la libertad ~
Tú me tienes dando vueltas, está rodando todo a la vez. Caminando con la cabeza y soñando con los pies. Quiero recorrer el mundo, lo quiero recorrer contigo. Sin pensar en los segundos ¡ven acá corre conmigo! Bienvenidos a mi mundo, donde todo es posible, súper impredecible. Tu imaginación vuela como dirigible y tu columna vertebral es 100% flexible. Dame tus manos y vamos a tirarnos por un precipicio. Yo sé que yo estoy loca de quicio, pero tú estás más loco que yo y me estás alimentando el vicio.